Y un año y medio después, volvimos a viajar. Con más ganas que nunca. Y también con más precauciones, porque este nuevo y pérfido compañero de viaje llamado COVID parece que no quiere dejarnos.
El destino elegido ha sido la costa vicentina, en el Alentejo portugués, donde el Parque Natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina tiene algunas de las playas más paradisíacas que hemos visto nunca. Y entre ellas, la impresionante playa de Samoqueira. A media hora de Vila Nova de Milfones y a menos de diez minutos de Porto Covo. Con razón nos dijo Cristina que era su playa favorita.
Espectacular vista desde lo alto de los vertiginosos acantilados de paredes verticales que le dan acceso. Maravillosa desde abajo con su arena fina y sus enormes islotes salpicados por el agua. Os recomiendo quedaros a ver atardecer y esperar hasta que los últimos bañistas se hayan ido a casa. Tiene algo de mágico ver cómo se esconde el sol sin más compañía que la de las gaviotas.
Volvimos y volveremos.
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